Rompiendo Medidas

Capítulo 3

Primeras "reuniones"

-¿Recuerdas la primera vez que comimos aquí Derik?

-¿Cómo olvidarlo?

-Todos deberían de tener al menos una “no cita”

-Y el mundo se volvería loco.

-¡Estás loca!-, señaló Ben mientras entraban a la tienda de disfraces de la plaza comercial.

No era un lugar grande, tenía bastantes disfraces colgados  sin ningún orden visible, dos mesas en el centro donde había más ropas sin doblar como si pudieras volcar la tienda al revés a fin de encontrar algo que pudieras rentar.

La dependienta les sonrió, miró a Leysi saludar a la mujer con una enorme sonrisa e ir hacia el final de la tienda sin hacerle el menor caso.

-No me voy a disfrazar de esa... cursilería-, concluyó sin encontrar otra palabra para describir a las películas de vampiros tan famosas entre las mujeres.

Miró a la brujita girarse y señalarlo con el dedo, una sonrisa en su rostro, como si hubiera esperado su reacción.

-A los hombres no les gusta Twilight porque les pone los límites muy altos.

-¿Mi limite es quitarme la playera cada dos segundos?

Ella le miró, casi descaradamente, Ben sintió su cabeza palpitar.

-No creo que tengas el cuerpo tan marcado como para que valga la pena.

Casi se quita la playera para callarle la boca, ella siguió hablando sin inmutarse.

-Yo no lo veo por el hombretón sin camisa aunque se agradece la estimulación visual, me gusta la idea de un amor que sea destinado, que sea perfectamente imperfecto, que la personalidad de tu... pareja te complemente. Por eso Alice y Jasper son lo máximo.

Ben no sabía si razonar esa argumento o irse, el que lo estuviera pensando no era buena señal, se pasó una mano por el rostro negando con la cabeza.

-Aun así, esos no son disfraces

-Sí, lo son

-Te verás ridícula

-Javi lo vale

¿Era en serio?, solo tenía que mirarse, verse ridícula además de su apariencia era demasiado, ella no era una mujer bonita, no lo era.

Ben frunció el ceño ante el pensamiento.

¡Estaba siendo sincero!, ella no era bonita, era... era...

-Quisiera conocer a tu chico, brujita, de seguro es un tipete "intelectual"

-Mucho mejor que tú, muñeco-, señaló ella enfurruñada

Leysi estaba molesta, sabía que el helado de vainilla se burlaría un poco de ella, lo que no había esperado es que le importara. Ben era un idiota, ya tenía todas las pruebas.

-Olvídalo, me voy-, señaló sintiéndose triste por una razón absurda.

Ben debía estar loco, porque al verla dar dos pasos hacia la puerta de la tienda la llamó.

-Espera... debes tener una segunda opción, todos la tienen

-No te interesa-, murmuró ella pasando una mano por su cabello, pareció recordar la trenza que se había hecho fuera de la tienda y quito la liga comenzando a despeinarse.

Ben notó que la dependienta estaba entretenidísima mirándolos y se acercó a la brujita para poder hablar en voz baja.

-Tienes razón, no me interesa pero a Peggy sí y eso hará que Dek dejé de ser tan obtuso

Ella no lo miró aunque pareció pensar sus palabras por un momento

-Era tu mejor amigo, ¿cierto?

Ben no quería pensar en eso, en el hecho que Derek había estado ahí siempre.

El divorcio de sus padres,  la soledad, él había estado soportándole.

Ben adoraba la universidad, era lo mejor, diversión, chicas buenas, sexo, no entendía porque Dek lo complicaba todo.

-Esto es un estupidez-, salió de sus labios antes de que pudiera contenerse

-Un soldado y un hada-, replicó ella sorprendiéndolo

-De acuerdo-, aceptó, de nuevo sin que pudiera contenerse.

Contrario a lo que podría haber creído, la prueba de los trajes fue sumamente rápida, la dependienta le mostró disfraces de soldado y la brujita escogió uno que afirmó sería perfecto, Ben se probó el pantalón y la casaca a regañadientes, al salir de los vestidores las mujeres habían hablado sobre el "vestido de hada" aunque nunca llegó a verlo.

Fuera de la tienda, Leysi se despidió recordándole que la fiesta sería dentro de una semana. Se fue antes de que él pudiera decir algo más, se quedó mirándola hasta que se perdió entre las gente y ya no pudo distinguir la melena alborotada.

Ben se dirigió al estacionamiento de la plaza pensando en la mejor manera de conocer al tal Javi, el cuatro ojos, en su mente tenía anteojos, estaba seguro de eso.

***

Lizeth llegó a casa con la cabeza palpitándole y los pies demasiado adoloridos. Al entrar notó la música que llegaba desde la sala.

Sonrió al reconocer la letra de la canción, She will be loved, adoraba a ese grupo, caminó hasta allí y miró a Alan sentado entre varios libros, inclinado sobre una libreta de apuntes y su portátil, él levantó la vista sin que tuviera que decir nada y ella sonrió un poco más.

-¿Cansada?-, preguntó sorprendiéndola, ¿se notaba?

-Fui a conseguir un trabajo de medio tiempo-, explicó sentándose en el otro sofá.

-¿Tuviste éxito?

-No mucho-, admitió, él quito la música tecleando algo en la computadora y ella se mordió el labio, al final no pudo contenerse

-Déjala, me gusta

Alan le sonrió y bajó la mirada antes de abrir el reproductor nuevamente.

-¿Necesitas... dinero?-, le escuchó preguntar aun con la vista fija en la pantalla

-Un poco, siempre es bueno tener un ahorro, mis papás ayudan y el crédito también pero no quiero terminar endeudada para toda la vida.

-Te entiendo, no sé qué haría sin la beca.

Alan no estaba seguro de que hacer, siempre había pensado que era bueno para relacionarse con la gente, teniendo en cuenta que Liz era tímida entendía que la relación de "compañeros de  piso" fuera más bien poca pero ahora mismo, verla sentada, tensa, nerviosa, cansada y no saber qué hacer, era desesperante.

Ni siquiera sabía que ella estaba buscando un trabajo

Le molestaba que no confiara en él, sonrió sin humor, si Erik escuchara sus pensamientos se pondría a sacar conclusiones erróneas, estaba seguro.

Lizeth estaba al borde, el club nocturno y su puesto en los lavabos ("Tenemos que tomar en cuenta tu imagen", habían dicho), cuidar a niños después de estudiar no era su opción favorita, la cafetería de Sami era algo que no quería considerar, creía que estaba aprovechándose de la amabilidad de su nueva amiga pero suponía que se encaminaba hacia esa opción.

Escuchó cuando Alan dejó los libros en el suelo junto con su mochila haciendo un poco de ruido, llamando su atención.

-Estaba pensado que deberíamos tener un día de break, un día donde en este departamento no se hable de dinero, profesores, exámenes, nada estresante.

Lizeth frunció el ceño, no entendiendo del todo, debía estar bromeando

-Estoy hablando en serio

-No pareces muy cuerdo-, dijo ella sonrojándose y riendo al mismo tiempo

-Vamos, rentemos una película-, propuso levantándose, antes de darse cuenta ella le estaba siguiendo hacia la puerta.

En el videoclub, pasó por las películas románticas rápidamente, sintiendo un vuelco en su estomago

No iba a pensar en eso

No iba a admitirlo

Él era tan amable, tan considerado con ella, tan atractivo, ella estaba luchando mucho por no caminar hacia un desastre, no quería un enamoramiento no correspondido con su compañero de departamento.

-Esta parece buena-, señaló Alan interrumpiendo sus pensamientos, Lizeth sonrió cuando notó que se había detenido en la sección de las películas de Acción.

-El trasportador-, leyó antes de asentir

Alan había pensado que era una buena idea, ahora no estaba tan seguro, estaba sentados en el sofá frente al televisor, separados por el tazón de palomitas, no habían hablado mucho y aunque la película era buena y casi estaba seguro que ella estaba pasando un buen rato aun

seguía nerviosa en su presencia.

No sabía qué diablos le pasaba, ella era tímida, él no, entonces por qué parecía como la primera vez que había salido en la secundaria, todo risas nerviosas y miradas rápidas, la película terminó y la quito mientras hablaba antes de que ella pudiera alejarse.

-Cuéntame de tu familia-, pidió con una sonrisa y por un momento creyó que ella no contestaría, Liz le sonrió y eso le hizo sentir feliz, parecía como si hubiera dado un paso por el camino correcto.

Ella le habló sobre sus dos hermanas pequeñas a las que quería muchísimo, Alan notó que

tenía una linda sonrisa cuando recordaba algo con cariño, cuando no estaba nerviosa.

-Gracias por el break-, murmuró ella después de casi media hora de conversación, ¡todo un

logro!

-De nada-, contestó Alan levantándose sintiéndose absurdamente feliz, caminó sin cuidado y sintiendo el traspié al chocar con los libros -que el mismo había dejado en el piso-.

Ella le miró un momento antes de comenzar a reír, una risa fresca, refrescante, Alan rió también desde el piso y en ese momento pareció como si por fin se hubiera acercado a ella.

***

Tomas se sentía como un novato, había tomado cursos de Arquitectura (de los que su padre no había sabido nada) aun así aun con las materias revalidadas parecía que Katerin le llevaba años de ventaja.

Ella era apabullante, quería aborrecerla por eso pero se daba cuenta que llevaban  dos horas en la biblioteca y aun quería verla trabajar más, hablar sobre los estilos, formas...

Aunque no le sonreían sus ojos brillaban y su boca se curvaba levemente, como un juego.

¡Que idiotez!

-¿Dijiste algo?-, preguntó ella alejando su mirada de la portátil

-Hablo solo

Ella vio el reloj, se maldijo por haberla distraído.

-Tengo que irme-, anunció

-Debemos terminarlo

-Lo que falta podemos hacerlo por separado

Tomas lo sabía pero no parecía importar demasiado, aunque estaba comenzando a molestarse.

¿No había prometido que no le volvería a rogar a una mujer?, Sami había sido una experiencia suficiente.

Había cometido errores pero ella no le había dado ni una oportunidad, no iba a volver a pedirlas.

¿Ellas tenían que parecerse tanto?

Se dio cuenta que la gatita ya estaba recogiendo sus cosas

-Espera, mira, yo... necesito asesoría-, admitió con las palabras atascándose en su garganta.

En su defensa esto no se trataba de sentimientos, lo único en lo que tenía que enfocarse era en su carrera y en eso tener a la mujer frente a él de su lado sería una ganancia.

-El trabajo está terminado-, señaló Kat hablando en un tono que insultaba su inteligencia, él sonrió sabiendo que eso le molestaba.

-Te pagaría gatita

Tomas no sabía exactamente como, no tenía ni un peso para gastos de asesor.

-No necesito el dinero

¡Que afortunada!

-¿Nunca has hecho algo desinteresado?, te ayudaría hacer amigos-, dijo él solo porque estaba descubriendo que le encantaba molestarla.

-No necesito amigos

-Todos necesitamos amigos-, lo había aprendido de mala manera, amigos, personas a las que les importaras, con todo y tus propios intereses.

-¿Cuantos has hecho tú hasta ahora?-, preguntó ella mientras salían de la biblioteca

Touche

Sami le trataba con cortes indiferencia y Derek lo odiaba, bueno él le odiaba también así que no importaba mucho...

-Haré lo que quieras

Kat lo pensó, de hecho al verlo frente a ella, mirar su estupenda forma, lo pensó seriamente después se dio un golpe mental y se despeinó su cabello corto aunque no alejó la idea del todo.

Sonrió tomando la decisión

-Das miedo-, señaló él

-Mañana por la noche, cerca de las ocho en el centro, frente al kiosco

-¿Qué quieres a cambio?-, le preguntó y ella se dio la vuelta comenzando a alejarse

-Ya lo sabrás-, contestó girándose ligeramente.

Tomas la miró, ella le dio una sonrisa picara que le calentó, en el término menos romántico de la palabra… debía ser una jodida broma.

Kate llegó a su edificio y se quitó los zapatos en las escaleras, se topó con la pareja feliz justo antes de llegar a su piso, Demi, (ella los llamaba así)

Ambos le saludaron con una sonrisa.

¡Que no se detengan, que no se detengan!

Pasaron de largo y Kat pudo entrar a su departamento y respirar mucho mejor.

Ella no quería verlos así, porque se preguntaba cuando terminaría o peor aún, comenzaba a tener la esperanza de que no terminara.

***

-A diferencia de tu antigua vecina, ella me odia-, dijo Derek cuando Sami subía a la camioneta

-La otra te deseaba

-Sí-, aceptó él sonriendo

-El narcisismo no es nada sexy Derik

-¿Estás de acuerdo en que me odia?-, pregunto él volviendo al punto

-No, no lo estoy, quisiera entenderla, aunque ella no lo permite.

-Su pérdida, olvídalo.

-Voy a hacer como que no escuche eso-, dijo ella aparentando molestia

-¿Qué quieres que te diga?-, exclamo él, lo tenía bastante claro, se acercó un poco cuando ella le miró, sonrió y susurró a su oído

-Puedes volverte su amiga, sé que puedes-, le dijo antes de darle un beso rápido, debía recordar que estaba conduciendo.