Zek miró los diferentes costales de
alimento para perros afilados en los estantes, hace una año y medio no tenía ni
idea que aunque pareciera, no todas las croquetas era iguales.
-Causa gases-, murmuró mirando un
costal de cinco kilos color rojo con un perro de raza indefinida sonriendo a la
cámara.
Mica le había dicho exactamente el
nombre del alimento que el veterinario había recomendado, el problema es que él
no lo veía por ningún lado, Candyfloss iba a poner mala cara si llevaba alguna
otra marca. Zek sonrió, la realidad es que le encantaba hacer rabiar a su
novia.
Avanzó por el pasillo buscando el
bendito nombre hasta llegar a los alimentos para gato.
-La bola de pelos ni se daría
cuenta.
Sintió el susurro de un movimiento a
su espalda y después dedos fríos taparon sus ojos, sonrió al imaginarse a
Micaela de puntas para poder alcanzarlo.
-¿Comida de gato?-, preguntó ella
divertida.
-Solo una sugerencia.
Alejó las manos de su rostro y
acarició con los dedos sus brazos desnudos, Zek casi nunca iba ya al centro
comercial con algo más que una camiseta o un chaleco, no quería perderse la diversión.
Se giró y ella señaló con un dedo
hacia los estantes.
-Se darían cuenta.
-No, no lo harían-, insistió él
antes de acercarla, colocando sus brazos alrededor de la cintura y así poder
besarla como tanto le gustaba.
En momentos como ese realmente agradecía
al tipo omnipresente donde sea que estuviera por tener a Candyfloss en su vida.
Ella alzó sus brazos para poder
acariciar su nuca justo antes de que el estridente ruido metálico los
distrajera.
Un hombre había chocado el carrito
de compra en la equina de uno de los estantes, la mujer que llegó a su lado había
empezado a reñirlo antes de seguir la mirada del tipo y verlos.
Zek sonrió, divertido, alzando la
mano y saludando antes de que Mica señalara al principio de los costales de
comida para perros y él pudiera ver la bendita comida. Colocó un costal en el
carrito y siguieron caminando, al tiempo que Mica le pasaba una mano por el
trasero para enganchar los dedos en la bolsa de sus vaqueros, para no defraudar
a sus espectadores.
Dos personas besándose no eran
ninguna novedad en la actualidad, salvo que fueras alto, con el cabello platino,
barba recortada, brazos tatuados y al menos un piercing a la vista besándote
con tu novia, de apariencia delicada y cabello multicolor.
Después de colocar todo la despensa básica
en el carrito se detuvieron en la sección de entretenimiento, a Zek le gustaba
repasar los discos a la venta de cualquier lugar, siempre buscando cosas
nuevas, algo que le ayudara a la hora de crear sus propias mezclas de sonido.
-¿Como fue la junta?-, preguntó,
Mica hizo una mueca y él sonrió, su chica trabajaba editando libros que había
pasado el primer filtro de una importante editorial online, la comodidad del
trabajo en casa era perfecta, de ahí que cuando era necesario que fuera a la
oficina la idea le desagradara completamente.
-Tengo dos libros nuevos asignados y
Beca insiste en que termine a la pandilla.
Zek la miró y ella se encogió de
hombros.
-Nunca debí hacerte caso y mostrárselo-,
él dejó el CD que tenía en las manos y se acercó a ella.
Mica había comenzado en broma una
fabula para niños donde los protagonistas eran un grupo de cachorros, era
demasiado bueno, aunque ella no parecía darse cuenta.
-Mírame Candyfloss-, la llamó por su
nombre y ella alzó el rostro al instante.
-Eres buena.
Ella sonrió y comenzó a negar con la
cabeza antes de detenerse, respirar hondo y mirarlo.
-Voy a terminarlo, pero no puedo
prometer que se lo entregue.
-Claro que no, el que trabajes en
ese editorial no significa que no puedas ver otras opciones, tenemos que saber
venderte bien.
Ella rodeó los ojos y él sonrió
tocando un mechón de cabello rosado.
Mientras el jeep salía del
estacionamiento del centro comercial Zek contemplo el perfil de Mica mientras ésta
tenía los ojos cerrados y movía el cuerpo ligeramente con la mezcla que sonaba
en el auto.
Había encontrado a su igual, lo hacía
sentirse humilde y malditamente afortunado, ella se había mudado al
departamento bajo el suyo y a su vida casi en el mismo momento, desde hace un
año ella vivía en su piso, pintado la pared de la estancia de morado para que
contrastara con su sofá lila, dándole a una nueva hermanita a la que cuidar que
los visitaba cada que se le antojaba y una bola de pelos demasiado consentida
con complejo de Romeo, una vida que no cambiaría por nada.
Zek estacionó el jeep en la calle
lateral a su edificio, entre los dos comenzaron a bajar las bolsas de la
compra, escuchó a Candyfloss bufar al tiempo que una hombre alto de cabello
rubio y traje a medida cruzaba la calle saludándolos con un asentimiento.
-No lo aguanto-, dijo ella, ninguna
novedad.
-Calvin Klein no es nuestro asunto-,
respondió Zek cerrando el auto.
-No entiendo cómo puede estar con él.
Ambos se detuvieron y se miraron a
los ojos mientras repetían al unisonó:
-¡Solo son compañeros de piso!
La señora Belmonte, la dueña del
edificio había batallado para conseguir ocupar el departamento de Mica cuando se
había mudado a vivir con Zek, habían tenido un total de tres vecinos, una
pareja que no duro demasiado alegando que no les gustaban “las personas de por ahí” y una chica que había tenido que mudarse
por el trabajo.
Por último, habían llegado Cristian
y Román, el primero, al igual que él y Mica se pasaba gran cantidad de horas en
casa, era pintor y había entablo rápidamente gran amistad con ellos, el tipo
del traje era otra historia, era poco menos que cortés, algo cortante.
Se habían presentado como compañeros
de piso, lo cual Mica había dudado pero no había tenido pruebas hasta que los habían
encontrado besándose contra la puerta de su departamento.
Aún después de eso, Cristian no
hablaba con ellos del tema, se refería a Román de forma distante.
Un severo caso de abrir la puerta
del closet pero no querer salir realmente al menos en el caso de Calvin Klein,
Cris estaba muy orgulloso de su sexualidad a pesar de que más de una chica se
le quedaba mirando por la calle.
-Deberíamos comenzar a presentarle
chicos a Cris.
-Para eso primero necesitaríamos
tener más vida social.
Ambos se estremecieron y después
ella volvía a sonreír.
-Ya se nos ocurrirá algo.
Al abrir la puerta del departamento
dos cosas sucedieron a la vez, la bola de pelos que había sido el compañero de
Mica desde mucho antes que se conocieran comenzó a ladrarle mientras que la nueva
chica de la casa estiraba su pequeño cuerpecito hacia él, Lady era una cruza de
chihuahua y algo más, era delicada pero llena de pelo que lograba enredarse
siempre, Fucking estaba en plan protector, la pequeña perrita estaba cargada,
eso significaba que en esos días Zek era su enemigo.
La habían encontrado hace dos meses
en el parque, sin identificación, habían preguntado por el vecindario pero
nadie parecía tomarlos en serio. Lady se había quedado.
Mica tomó a Fucking en brazos y él a
Lady hasta que se calmaron lo suficiente para que pudieran acomodar la compra
del día.
Sin decirle nada, ella comenzó a
preparar su bebida favorita, Zek amaba el mate, pero amaba mucho mas verla a
ella preparándolo, se acercó y la abrazó por detrás, pegándola a su cuerpo.
-¿No quieres?-, preguntó ella
divertida y Zek la giró subiéndola a la barra de la cocina en un solo
movimiento, Zek apagó el agua de la estufa y la miró.
-De eso se trata Candyfloss, si quiero.
Ella sonrió y levantó la mano
derecha para pasarla por su barba, arañando ligeramente antes de besarlo, Zek
tomó sus muslos con las manos y la levantó ligeramente logrando estar mucho más
cerca. Perfecto.
***
Zek sintió el cuerpo de Candyfloss a
su lado, su cabello rozaba su torso mientras él trataba de alejar el sueño y
centrase lo suficiente para encontrar su móvil que no dejaba de sonar, el ruido
logró despertar a Mica que lo miró mientras él se levantaba de la cama y
contestaba el teléfono. Frunció el ceño al mirar la hora en el reloj de pared
en la habitación, pasaban las dos de la mañana.
-¿Hola?-, murmuró con voz ronca por
el sueño.
-Zek, disculpa que te llame a estas
horas...
-No importa Padre, ¿Que pasa?-,
preguntó con el cuerpo tenso, había estado postergando sus visitas al orfanato,
había evitado al Padre Johan, el viejo lo conocía, era su mentor, su más
estimado amigo, había tenido miedo, sintió la mano cálida de Mica en su espalda
y se relajó un poco.
-No encuentro al chico Zek, lo he
buscado en las dos secciones de dormitorios, Mario y Carmen ya buscaron por
toda la casa, les hemos preguntado a todos los niños pero sabes que no ha hecho
amigos.
Cerró los ojos y alejó todos los
pensamientos que se agolpaban en su cabeza tratando de pensar.
-Voy para allá.
Colgó el teléfono y abrió el closet
sacando unos pantalones deportivos.
-¿Qué pasa?-, preguntó Mica, levantándose
de la cama.
-Lucas-, fue la única palabra que
pudo salir de la boca de Zek y ella se acercó y tomó su mano.
-Voy contigo.
¡Segunda Parte de CRAZY!
Nos seguimos leyendo.
Cel.
ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarTE QUIERO MANITA
MUUUAAAAAAAAAA
me emociona muchisimo que empesaras la segunda parte de crazy y me parece que esa historia Cristian y Román va a necesitar una novela aparte porq tiene potencial
ResponderEliminarfelicidades me encanta esta segunda parte mu buen trabajooo.saludoss
ResponderEliminarHola Cel!! ahhhhhh por dioss estoy a los saltos de la emocion esperaba muchisimoo esta historiaa queria saber de candyfloss y zek!!! ,me gusto el comienzoo y ahora si con ese final ufff intrigadisimaaaa!!! gracias gracias por estaa secuela!!!!!! beso enormes!!!! que tengas un buen fin de semana!
ResponderEliminarwuouw han vuelto!!!!!! es genial, y definitivamente me gusta!!!! =D
ResponderEliminarHolaa Cel!!!!!!!!!! se te extraañaaaaaa muchoooo!! esperoo andes bienn!! yque pronto sepamos de vos!!!! Bessos!! Extraño mucho leer lo que escribes!!!!
ResponderEliminarDonde veo más del libro???
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