Capítulo 6
Acercamiento
-A los hombres les encantan la
“cercanía” con las mujeres, Derik
-La cercanía que de verdad importa aterra, deja ya ese libro y ven aquí.
-Me tendrás cerca.
-Ya no tengo miedo
Leysi
no miró a Javi cuando se sentó a su lado, la clase de teatro estaba por
comenzar. Se sentía nerviosa, lo que no le gustaba nada. Su plan comenzaba a desbordarse por sus dedos, quería tener
poderes mágicos y dejarlos a todos paralizados y así poder pensar con claridad.
Se
suponía que Ben-Ken simplemente la acompañaría a la fiesta el día anterior,
ella solo tendría que haberlo soportado
unos minutos, Javi herviría de celos, se daría cuenta que estaba desperdiciando
su tiempo, se declararía, Leysi brincaría de emoción, despediría a Ben y se
quedaría con su hermoso caballero de casaca roja.
Nada
de eso había pasado, Javi no se había vuelto a acercar a ella la noche anterior
después de los saludos iniciales y Ben la había acompañado de nuevo a los dormitorios
con una sonrisa satisfecha como si hubiera ganado algo.
Lo
peor de todo es que ella no había aborrecido la noche, era divertido molestar a
Ben-Ken, él era divertido.
-Leysi.
Escuchó
la voz de Javier a la distancia y parpadeó girándose a mirarlo, no debía ser
grosera.
-Hola
Javi-, sonrió alejando un mechón de cabello del rostro con un soplido, él
sonrió ante la acción y luego frunció el ceño.
-Debería
estar enojado contigo.
-¿Conmigo?-,
parpadeó inocentemente.
-No
seas despistada hermosa, sabes que estoy herido de que hayas ido con otro chico
a la fiesta.
Leysi
frunció el ceño, así que él estaba molesto, entonces ¿Por qué no la había
invitado a ir con él?
Iba
a preguntarle cuando él siguió.
-Solo
está jugando contigo.
-¿Te
refieres a Ben-Ken?, non, non, yo
jugar con él, el muñeco de plástico divertir a Leysi.
Javi
frunció el ceño.
-Esto
no es un juego Leysicita.
Ella
no contestó de inmediato, ¿Dónde estaba la declaración que tanto había esperado?
El
profesor entró al salón y ella trató de cortar la conversación pero al ser la
estrella del grupo, Javi podía seguir sin prestar atención y nadie le iba a
llamar la atención.
-Hermosa,
yo solo quiero protegerte, había esperado que bailaras conmigo ayer.
Antes,
Leysi hubiera sonreído, le hubiera dicho que ella sabía y seguirían con su
amistad como si nada, ya no quería eso.
Dejó
que la clase siguiera, no le miró, no se rió de sus comentarios inteligentes durante
la clase, cuando terminó y todos comenzaron a levantarse, ella respiró hondo
antes de caminar hacia la salida.
-Hermosa…
-Me
esperan mis sales de baño-, cortó molesta, como deseaba poder sacarle la lengua
y llorar, porque en realidad en los baños de los dormitorios era imposible usar
sales aromáticas. Había dado dos pasos hacia la salida cuando se detuvo, giró y
avanzado de nuevo hacia Javi, en su cabeza aún recordaba el beso de despedida
en la comisura de los labios que Ben le había dado al despedirse.
-Si
tanto querías bailar conmigo me hubieras invitado a la fiesta Javi, como tu
pareja, así no estaría ahora confundida.
***
Alan
odiaba los silencios incómodos, quizá por eso estar con Sami le gustaba mucho,
con ella nunca se había sentido tonto, inseguro, incapaz de decir algo
inteligente.
Pensó
que él y Lizeth había comenzando a ser amigos, los últimos días ya no estaba
tan seguro.
Miró
la lata de refresco entre sus manos, tenía que decir algo o simplemente irse de
ahí, miró hacia ella, Liz estaba cocinando tortillas españolas para la cena, un
viernes por la noche, lo que sería perfecto de no ser porque él había planeado
tontamente invitarla a Monty’s, comer una hamburguesa, tal vez ir al cine.
Mientras
ella seguía picando en trozos pequeños las papas sobre la encimadera, sus ojos
fueron de nuevo a su cabello lacio, Alan quería mojarlo, que volviera a la
normalidad.
Parecía
como si ella quisiera esconder uno de sus mejores rasgos.
Si
de verdad fuera su amigo le preguntaría acerca del nuevo peinado, una prueba
más de que ella simplemente lo veía como un compañero de piso.
Lo
más exasperante es que no era grosera, no lo evitaba abiertamente, seguía
siendo tímida, amable y dulce.
Tomó
un trago de refresco y se pasó la mano por el cabello cambiando de posición,
ella pareció sumamente concentrada en picar.
-¿Te
gusta cocinar?
Lizeth
se tensó, él pudo verlo a pesar de que ella quizás no quisiera que lo notara,
por un momento pensó que no contestaría pero luego tomó aire y sonrió un poco.
-Sí,
siempre me encantaba ver a mi mamá cocinar, aunque odiaba lavar los trastes
después, cuando fui lo suficientemente mayor, yo cocinaba y ella supervisaba,
lo único que extraño de estar aquí por la universidad es que no puedo
supervisar a mis niñas en sus experimentos culinarios.
Ambos
se quedaron quietos por un momento, Lizeth había terminado las palabras con una
sonrisa, mirándolo, era quizás una de las más largas contestaciones que le
había dado en esos días, ambos estaban inmersos en el momento, él adoraba la
forma en que los ojos de ella parecían brillar cuando mencionaba a sus hermanas
pequeñas.
-Quizás
podrías enseñarme-, dijo clavado en sus ojos.
Ella
bajó la mirada, sonrió y se encogió de hombros.
-Mis
favoritos son los postres, adoro cocinar pasteles… supongo que se nota ¿no?-,
preguntó ella señalando hacia su cintura, Alan parpadeó tratando de entender,
la lata crujió en su mano cuando aquel pensamiento lo llevó a pensar en Sara,
su hermana también adoraba la cocina, pero por un tiempo ninguna comida había
sido su amiga.
-Nadie
que te mire diría que sabes cocinar pasteles, no veo la relación-, respondió él,
más molesto de lo que ella merecía, era un recordatorio de la fuente de timidez
de Lizeth, él no era idiota.
Ella
no contestó, cogió la cebolla y comenzó a formar trozo finos mientras tiraba la
lata de refresco y se disculpaba.
Tal
vez ella tenía razón en alejarse, ellos
no podía ser amigos.
Alan
había huido de pocas cosas en su vida, al llegar a su cuarto se dio cuenta que
lo estaba haciendo en ese momento, estaba huyendo.
***
Tomas
sonrió a Kate cuando ella abrió la puerta del apartamento, los ojos femeninos
entrecerrados.
-¿Qué
haces aquí?-, preguntó y él simplemente sonrió y se acercó rozando sus labios
con los suyos, ella se resistió solo un momento antes de responderle,
haciéndolos pasar de un beso suave a uno que lo dejó deseando más, aunque sabía
que aún no era una invitación.
Cuando
entró, sus ojos fueron al librero que desde hace varios días estaba completamente
armado, llevaba casi dos semanas terminando su día con una visita tardía a la
gatita.
Ella
seguía ayudándole con las clases y él después de armar el mueble se las había
arreglado para seguir entrando en su espacio personal.
Estaba
dispuesto a conquistar a la chica con garras, lo cierto es que esa nueva etapa
de su vida con ella estaba comenzando a gustarle demasiado.
Caminó
hacia la pequeña cocina donde ella terminaba de preparar unos emparedados.
-¿Cómo
estuvo el trabajo?
Una
pregunta que le sorprendió, llevaba varios días trabajando como repartidor de
pizzas, su padre se morirá si lo supiera, a él jamás le había dejado mejor
sabor de boca recibir dinero propio.
-Bien,
el fin de semana es más pesado.
Ella
le tendió un plato y comenzaron a comer.
Katerin
no sabía si estaba cometiendo un error, su estomago aun parecía una montaña
rusa, tenerlo junto a ella siempre significaba un miedo latente a depender
demasiado de alguien, a que alguien le pudiera hacer daño, no entendía por qué
lo seguía dejando pasar, él cenada a su lado, a veces hacían los trabajos en
conjunto y luego Tomas se despedía con un beso largo y ardiente.
Estaba
intrigada por el cambio de chico popular y mimado a esa especie de
universitario independiente que él quería llegar a ser.
Le
gustaba.
Ella
se rió cuando él termino de contarle como casi se había caído de la moto de
reparto, le pasó su taza de café y ambos se sentaron en el sofá de dos plazas,
Tomas la atrajo hacia él y Kate le jaló el cabello que ya comenzaba a crecer de
ese corte a rape que había llevado cuando lo conoció por primera vez.
-¿Cuándo
me contaras sobre ella?-, preguntó señalando la foto de Kate y su padre.
Ella, la que faltaba.
-No
debe importarte.
-¿Y
si lo hace?
-Tommy,
solo estamos “haciendo esto”, tú vienes cada vez por si en algún momento te dejo
entrar en mis bragas y yo aún no me aburro de ti, fin de la discusión.
Lo
sintió tensarse, ella tragó, era mejor así.
Se
sorprendió cuando él giró suavemente su rostro y le dio un dulce beso en los
labios.
-Hace
un tiempo herí a una chica, tan profundamente que perdí una hermosa amistad y
quizás algo más, ya no puedo saberlo, el darme cuenta de ello me hizo querer
cambiar todo en mi vida, buscar quién era en realidad. Ella y su ausencia son parte de quién eres, no importa si no me lo
cuentas ahora, espero estar cerca cuando me gane la confianza para que lo
compartas conmigo, tú ya te ganaste la mía.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH puto Javier ¬¬... Idiota Alan... lindo Tom... awwwwwwwwwwwwwwwwwww
ResponderEliminarlos extrañe... muto muto muto mutooo!!!!
te juro que entre Alan y Javier no hacen uno... me encanto el capitulo. Así que Ben le dio un beso en la comisura de sus labios a Leysi ahhhhjajajaa me mato nena como todo lo que haces...
ResponderEliminarespero el próximo ansiosa, ya quiero saber que pasa!!!
Holaaa ahhhhhh tomass fue todooo un. Tiernooo que amo me encantooo Cel!!! Y bueno alan tonto que se alejaa y si bien se lo menciono extrane a ben-kennedy ajajaja ...me encanto el capituloo!!!! Haber que sucederá en el próximo...pobre Leysi la dejan toda confundida jajaja! Gracias Cel te adoroooo!!!!! Besos!
ResponderEliminarQuisee poner ken pero este celular jajajajaja!!
EliminarJajajajajaja, me encanto!!!! Ya extrañaba a estos chicos, me alegra que esten de vuelta =D
ResponderEliminarMi bombom por que tienes que retroceder tres pasos cuando solo das uno al frenteeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!
ResponderEliminarLos extrañaba muchoooooooo
te quiero manita